En el marco de los Fondos de Vinculación 2025, estudiantes de Química Ambiental de la UCSC y alumnos de cuarto medio del Liceo Pencopolitano de Penco iniciaron un proyecto colaborativo de Aprendizaje + Servicio en la Estación de Biología Marina Abate Juan Ignacio Molina, trabajando con cultivos de choro zapato y macroalgas para analizar la química del agua y compartir experiencias de acuicultura.
Hace unas semanas, se realizó la firma de la carta de compromiso entre ambas instituciones, tras lo cual los estudiantes instalaron los primeros acuarios del proyecto. Allí se trabajará con la especie Choromytilus chorus, conocida comúnmente como choro zapato o choro maltón. Se trata de una especie nativa y endémica, representante único de la familia Choromytilus en el mundo, considerada además un símbolo de Chiloé. Corresponde a una pesca incidental en los cultivos, ya que crece más rápido que el chorito (Mytilus chilensis) y ocupa su espacio debido a su mayor tamaño.
Los experimentos, que también integran la macroalga pelillo (Gracilaria/Agorophyton chilensis) en fases de luz y oscuridad, permitirán analizar parámetros como pH, alcalinidad, nutrientes, temperatura y salinidad, con el fin de comprender cómo cambia la química del agua en interacción con estas especies.
Para Gabriel Guzmán, coordinador de la especialidad de Agricultura del Liceo Pencopolitano, este trabajo “es una oportunidad muy importante para que nuestros estudiantes visualicen alternativas de desarrollo y proyecten un futuro en la educación superior, mientras aportan con sus saberes prácticos al trabajo universitario”.
En este espacio de aprendizaje mutuo, los estudiantes del liceo compartieron su experiencia en acuicultura en Lenga. Presentaron el desarrollo de su proyecto Long-Line, explicaron el ciclo de vida de los moluscos mitílidos y relataron la cosecha realizada en agosto de 2025, donde obtuvieron 45 kg de chorito araucano, de los cuales 10 kg fueron entregados a la especialidad de Gastronomía para un trabajo colaborativo. Respecto a la experiencia en la Estación de Biología Marina, señalaron que “fue una experiencia muy buena, se nota que hay harto cariño y dedicación detrás de la presentación y la demostración. La calidad de las instalaciones es impresionante y nos permite aprender en un entorno profesional y cercano al mar”, señaló Maximiliano López, estudiante de cuarto medio.
Por su parte, los estudiantes de la UCSC presentaron la dimensión química del proyecto, detallando la metodología científica que guiará el estudio y las variables a monitorear durante el semestre. La profesora de Química de Aguas, Francisca Valenzuela, recalcó que “para nuestros estudiantes es fundamental entender que la química ambiental tiene aplicaciones directas en áreas económicas como la acuicultura. Este intercambio les permite aplicar lo aprendido en un contexto real y colaborativo”.
Este hito marca el inicio de un proceso que se extenderá durante los próximos meses, contribuyendo tanto a la formación universitaria como escolar en un modelo de vinculación que integra ciencia, educación y territorio.